Ya establecimos que la mujer es importante en la relojería; en todas las áreas ha sido, es y será protagonista. Sin embargo no hemos hablado de los tipos de relojería que se enfocan a la mujer.
En este editorial los dividimos en tres grandes grupos. Y es que los relojes para la mujer pueden ser: joya, cuarzo y mecánicos con o sin complicaciones… ¿Todavía no sabes a qué nos referimos con complicación? Descúbrelo aquí.
Relojes para mujer, calibre de cuarzo (uso diario)
Seleccionar un reloj de cuarzo o mecánico crea diferencias en muchos sentidos. En principio está el diseño, ya que al contar con un quartz como fuente de regulación y una batería como alimentación, solucionamos muchos problemas de espacio o estética que pueden ayudarnos a lograr formas y tamaños excepcionales.
Como ejemplo está el Serpenti de Bvlgari. Su caja, sus escamas seductoras propuestas en el brazalete y sus filas de diamantes son excepcionales. Otro ejemplo es el Panthère de Cartier, cuyo volumen de venta es tal, que contar con un cuarzo facilita la producción. Finalmente, el precio también baja, permitiéndolo ofrecer con piedras preciosas a un público más amplio. Piense en un La Grande Classique de Longines con índices diamantes, lo podrá conseguir al precio de un reloj automático. Mismo caso el de un F1 de TAG Heuer.
Relojes mecánicos – complicaciones (statement)
Cuando despierta el gusto relojero no tiene vuelta atrás. Desde el momento que se conoce y aprecia cómo funciona un reloj, y se tienen los medios para incrementar la colección, se inicia por un reloj de cuerda manual o automático. Una pieza ideal para hacer el cambio sería el nuevo Patek Philippe Twenty-4, que por años estuvo animado por cuarzo, pero dio el salto debido al incremento de la clientela amante de la mecánica.
A partir de ello se puede construir en complicaciones: una fase Lunar podría ser el primer escalón. Mientras que un calendario anual o un cronógrafo, el segundo. Y de ahí hasta un tourbillon o calendario perpetuo… the sky is the limit.
Relojes joya – (red carpet)
Por el precio, en definitiva, no están fabricados como piezas ordinarias y en ellas no importa si es calibre de cuarzo o mecánico, con excepción del emblemático 101 de Jaeger-LeCoultre. Lo más relevante es el trabajo de engaste artesanal, la selección de los minerales, el quilataje, la montura y la idea de diseño detrás de la pieza. Y no, no es lo mismo un engaste en en el bisel que un reloj pavé de diamantes, o fabricado con inspiración de una flor o elemento de la naturaleza, como el Precious de Chopard.
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