La relojería como la conocemos hoy en día tiene una gran deuda con los relojes militares de la Primera y la Segunda Guerra Mundial. Estos conflictos bélicos impulsaron, en buena medida, la transición de los guardatiempos de bolsillo a los de pulso en las primeras décadas del siglo XX, cuando los hombres finalmente aceptaron que ponerse un reloj en la muñeca no solo era más conveniente, como lo habían demostrado los soldados, los buzos y los pilotos, sino que se veía muy bien. Cambió la percepción y los relojes de pulsera dejaron de ser considerados solo joyas femeninas, para convertirse en el accesorio masculino por excelencia.
Además, la estética sobria, funcional y ruda de los relojes militares de aquella época nos sigue fascinando, por lo que muchas marcas tienen en sus catálogos productos que son herederos directos de esos modelos o se inspiran en ellos. Tienen un aura heroica, como si al utilizar un Aviator 8 de Breitling, un Khaki Field de Hamilton o un Type XXI de Breguet, fuéramos un poco como los hombres valientes y audaces que salvaron al mundo por aire, mar y tierra. Por ello, su gran funcionalidad los ha colocado entre los preferidos por los aventureros y los aficionados al wellness. Vamos a conocerlos más a fondo y a ver algunos ejemplos modernos.
¿CÓMO NACIERON LOS RELOJES MILITARES DE PULSERA?
Por supuesto, los cronómetros marinos y los relojes de bolsillo fueron usados por las fuerzas navales y los ejércitos en los siglos XVIII y XIX, o al menos por sus líderes. Pero no eran lo más práctico en el campo de batalla, los aviones y, por supuesto, mucho menos bajo el mar.
Un reportaje de The New York Times señala que, en 1880, Girard-Perregaux pudo haber sido la primera manufactura en proveer con relojes de pulsera a una institución armada, la Marina Imperial Alemana, después de que un oficial se quejara de que era complicado operar un reloj de bolsillo para cronometrar un bombardeo. Ese oficial le habría mostrado a sus superiores la solución: amarrarse un reloj de bolsillo a la muñeca. A petición de los militares, la empresa habría enviado relojeros a Berlín para empezar a producir pequeños relojes con brazaletes.
EN LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL
Sin embargo, fue en la Primera Guerra Mundial (1914-1918) cuando los relojes de pulsera se volvieron parte esencial del equipo militar. Se les llamaba “trench watches” o “wristlets”, y, en general, su diseño era igual: carátula blanca o negra esmaltada con grandes números árabes en contraste para facilitar la lectura; manecilla horaria y/o números luminiscentes; correa de piel; y, como los relojes de bolsillo, tapas con bisagras para proteger el frente y el reverso, aunque muchos tenían rejillas metálicas del lado de la esfera que permitían consultar la hora sin necesidad de abrirlos.
Muchas marcas producían este tipo de relojes; entre ellas, Omega, Hamilton (proveedor oficial del ejército y la fuerza aérea estadounidenses), Doxa, Gruen, Waltham y Elgin.
EN LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
Para este conflicto bélico (1939-1945), los relojes militares sumaron muchos de los avances de los años previos en cuestión de hermeticidad y resistencia al magnetismo, los golpes, las vibraciones y los cambios de temperatura, todas esas cualidades que son tan relevantes en los guardatiempos de la actualidad.
Los proveedores tenían que cumplir con las rigurosas especificaciones militares, o mil specs, de cada país, mientras que los gobiernos contrataban a las manufacturas que eran capaces de producir las grandes cantidades de piezas que necesitaban. El Ministerio de Defensa Británico, por ejemplo, trabajó con 12 firmas, entre ellas varias suizas, para que fabricaran miles de relojes con carátula negra, manecillas e índices luminiscentes, minutería ferrocarril, cristal inastillable, caja de acero y mecanismos sencillos, pero muy precisos y fiables.
Se les conocía con el código WWW (Watch, Wrist, Waterproof), que tenían grabado en el reverso. Algunas de las marcas participantes fueron Eterna, Jaeger-LeCoultre, Omega, Lemania y Longines, y por ese capítulo, se les llama The Dirty Dozen, como la película de 1967.
LAS CARACTERÍSTICAS DE UN RELOJ MILITAR
Los especialistas coinciden en que un buen reloj militar tiene que reunir estas características:
Resistencia: el material del que están hechos y la construcción de la caja deben tolerar las condiciones más difíciles imaginables. Antes de que el acero fuera de uso común, se recurría a metales niquelados o, incluso, a plata esterlina. Por cierto, el acabado arenado mate habitual de estos relojes era para evitar que brillaran y atrajeran a las tropas enemigas.
Fiabilidad: su mecanismo debe ser preciso y funcionar en cualquier circunstancia.
Legibilidad: ya sea un reloj de “trinchera”, de aviador o de buceo, su diseño debe priorizar la facilidad de lectura y prescindir de cualquier adorno superfluo. A esto ayudan las carátulas de colores sólidos, los números grandes en contraste y, por supuesto, el material luminiscente en las manecillas y los marcadores.
Facilidad de uso: como un reloj militar acompaña a una persona que enfrenta situaciones de riesgo, todos sus componentes deben ser muy sencillos de entender y operar.
Facilidad de servicio: lo ideal es que los relojeros puedan reparar cualquier descompostura o reemplazar las piezas dañadas por la actividad extrema con facilidad.
TRES GRANDES RELOJES MILITARES
Breitling Aviator 8 B01 Chronograph 43 Mosquito
Cualquier Aviator 8 es una maravilla. Su diseño se basa en los relojes de a bordo creados por el Huit Aviation Department de Breitling –un área especializada en el desarrollo de relojes de aviador– en las décadas de 1930 y 1940, y en la Ref. 765 AVI, el modelo Co-Pilot de 1953. Esta versión es un homenaje al Havilland Mosquito, un avión británico hecho casi por completo de madera que, por su velocidad, durante la Segunda Guerra Mundial fue bombardero ligero sin armamento defensivo, caza diurno, caza nocturno y avión de reconocimiento fotográfico. Su caja es de acero y el bisel está revestido con DLC negro.
Puedes conocer los modelos de la firma de cerca en nuestra boutique de Breitling en Playa del Carmen, mall Paseo del Carmen: Quinta Avenida Nte. 10, Centro, 77710, Playa del Carmen, Quintana Roo. Teléfono: +52 998 881 3171.
Hamilton Khaki Field Mechanical Bronze
Hamilton fabricó miles de guardatiempos para las fuerzas armadas de Estados Unidos, Gran Bretaña y otros países para las dos guerras mundiales. El Khaki Field es uno de los relojes militares más icónicos, y la marca ha sabido enriquecer su legado con versiones como esta. Su caja de bronce con fondo de titanio mide 38 mm, y su carátula negra con cifras blancas y escala de 24 horas es muy legible.
Breguet Type XXI 3815 Chronograph
Louis Charles Breguet, descendiente directo de Abraham-Louis, fue uno de los pioneros de la aviación francesa; diseñó varias aeronaves y fundó Breguet Aviation para fabricarlas. Desde 1918, la Casa creó relojes para la Fuerza Aérea de Estados Unidos, así como para la Aéronavale o Fuerza Aérea Francesa. En la década de 1950 se volvió el proveedor oficial de la Aéronavale y, poco después, creó el Type 20. Este modelo es una versión contemporánea con una caja de 42 mm en titanio y números y manecillas de color naranja.
Visita nuestra boutique de Breitling en Playa del Carmen, mall Paseo del Carmen: Quinta Avenida Nte. 10, Centro, 77710 Playa del Carmen, Q.R. Teléfono: +52 998 881 3171.
Para disponibilidad de piezas, consulta con nuestro Concierge (998) 109 0940, quien estará encantado de estar en contacto contigo.