Tenemos buenas noticias para quienes aman los relojes de buceo. Blancpain dio a conocer el segundo modelo que conmemora los 70 años del lanzamiento de su icono Fifty Fathoms. Se llama Fifty Fathoms 70th Anniversary Act 2 – Tech Gombessa y es una maravilla en toda la extensión de la palabra. Lo decimos no solo por su diseño súper atractivo, sino porque es el primer diver que permite medir tiempos de inmersión de hasta tres horas.
Vale la pena recordar que al Fifty Fathoms se le considera el primer reloj de buceo moderno. Desde 1953, cuando Blancpain lo lanzó, tenía un bisel giratorio con bloqueo para medir tiempos de inmersión, una caja de doble fondo y un sistema de corona con doble junta tórica. Por ello, ofrecía una hermeticidad de 50 brazas (fathoms) o 91.4 metros, algo muy destacado para esa época. A esto hay que sumarle que funcionaba con un mecanismo automático y tenía un sistema de protección antimagnética y una carátula oscura que contrastaba con los indicadores luminiscentes.
El Fifty Fathoms se convirtió en el acompañante preferido de muchos exploradores submarinos y cuerpos de marines de élite alrededor del mundo. Su segunda época de esplendor empezó en 2003, cuando Marc A. Hayek, recién nombrado CEO de Blancpain, lo descubrió y decidió revivirlo.
Hayek es un apasionado del buceo, así que entendió perfectamente el tesoro que tenía en sus manos. Su participación ha sido esencial para desarrollar el Fifty Fathoms Act 2 – Tech Gombessa. Él y el buzo, fotógrafo y biólogo submarino Laurent Ballesta, fundador del proyecto Gombessa, compartían la necesidad de contar con un nuevo instrumento mecánico capaz de medir los tiempos prolongados de las inmersiones de circuito cerrado o de los conjuntos de saturación de hasta tres horas.
Ese instrumento es el el Fifty Fathoms Act 2 – Tech Gombessa. Los dos elementos clave para crearlo fueron el mecanismo automático 13P8 y el bisel giratorio unidireccional, que tiene una escala graduada de tres horas y está unido a una manecilla central especial que completa una vuelta en ese tiempo. Esa manecilla presenta un revestimiento luminiscente blanco con emisión verde, que combina con los de sus marcas de referencia.
Su diseño tenía que expresar lo innovador y poderoso que es. Estamos hablando de un reloj de 47 mm de diámetro hecho en titanio de grado 23, el más puro que existe, que es muy ligero y resistente. Por primera vez, un reloj de Blancpain tiene asas centrales acopladas y fijadas desde el interior de la carrura para integrar la correa. El protector de la corona atornillada es de forma trapezoidal para combinar con las asas. Es un diver hermético hasta 300 metros y a las 10 horas se asoma una válvula de helio.
Un cambio importante es que el inserto de bisel es de cerámica negra, en lugar del zafiro que Blancpain suele usar, abombado e inclinado hacia la esfera. Para maximizar la legibilidad, se usa un cristal esférico que elimina toda distorsión visual. Además, el acabado negro de la carátula absorbe casi el 97% de la luz y los índices están formados por apliques luminiscentes y abombados de color naranja con emisión azul. Los mismos colores se emplean en las manecillas de horas y minutos para diferenciarlas de los tiempos de inmersión.
En el reverso, las muescas para atornillar el fondo de la caja se han revisado. El cristal de zafiro permite ver la masa oscilante del mecanismo, que es de color antracita y tiene tres grandes aberturas para ver el mecanismo. Asimismo, está estampada con el logotipo de las expediciones Gombessa. La correa de caucho negro tiene un refuerzo interno de titanio y una extensión para ponerla sobre un traje de buceo.
Por cierto, este reloj también conmemora los 10 años del Proyecto Gombessa, del que Blancpain es socio fundador y que estudia algunas de las criaturas y fenómenos marinos más raros y esquivos.
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