Las marcas independientes son muy importantes para renovar a la industria relojera e impulsarla a ir más allá. En la última década, Le Rhöne ha sido una de esas marcas. Sus creaciones se distinguen por tener un estilo elegante y contemporáneo, y unas complicaciones inéditas, que son muy apreciadas tanto por hombres como por mujeres. Sus relojes lucen acabados refinados y el 100% de sus componentes están diseñados y fabricados en la Suiza francófona. La firma goza de reconocimiento por la extrema calidad y fiabilidad de sus guardatiempos. Y ahora, para celebrar su décimo aniversario, ha lanzado dos piezas extraordinarias que marcarán el rumbo de su próxima década y más allá. Te invitamos a conocerlos.
Horölogy Tourbillon CP Retrógrado
Sin duda, ésta es la obra maestra que Le Rhöne y sus admiradores se merecen para conmemorar los 10 años de la marca. Ha sido creada por un verdadero dream team, empezando por Eric Giroud, uno de los diseñadores de relojes más importantes de la actualidad. En la parte técnica colaboraron los artesanos de Le Cercle des Horlogers, aliados de Le Rhöne desde sus inicios, y los genios de Agenhor, aportando su destreza en el desarrollo del calendario perpetuo birretrógrado.
Lo que se ha conseguido con esta alianza nunca antes vista es impresionante. Este Horölogy despliega un tourbillon volante con las tres “R” estilizadas, cuya jaula situada a las 6 horas completa una vuelta cada 60 segundos. Las indicaciones del calendario perpetuo birretrógrado se distribuyen de la siguiente manera: a la izquierda, un arco circular indica los días de la semana; a la derecha, otro arco circular en espejo indica la fecha; a las 12, un discreto arco circular más pequeño indica el mes y los años bisiesto. Es una solución innovadora e ingeniosa para una de las complicaciones más respetadas y deseadas, que además resulta muy fácil de leer.
Asimismo, este modelo, del que solo habrá 10 piezas, es muy importante en la historia de Le Rhöne porque implica una nueva etapa en su propuesta estética. Por ejemplo, se ha eliminado el bisel, que pasa a ser una parte integrante del conjunto de la caja para brindarle una armonía continua. Esto también ha permitido ampliar la carátula para darle mayor claridad y pureza. La marca ha hecho un gran trabajo en materia de ergonomía. De este modo, aunque el reloj mide 45 mm de diámetro, el ajuste y la comodidad en la muñeca son perfectos. Lo anterior se debe en buena medida a la construcción de la caja, con una carcasa superior y dos tapas de complejas curvas hechas en platino, que recogen a manera de sándwich una carrura de titanio que aporta mayor ligereza.
En efecto, la firma ha optado por utilizar platino PT950 para esta serie conmemorativa, por tratarse del metal noble, precioso y eterno por excelencia, inoxidable e hipoalergénico. Para solucionar la cuestión del peso de este material, se ha empleado titanio de grado 5 en los laterales de la caja. Todo el conjunto luce exquisitos acabados pulidos y satinados. La corona también se ha rediseñado y ahora tiene un inserto de caucho tono sobre tono azul noche, además de que, por primera vez, incluye el símbolo de la marca en forma de hélice con las tres “R”. La carátula es pura, refinada y elegante. Se compone de un fondo azul noche oscuro, profundo y liso, dotado de una textura aterciopelada opalina que contrasta con la alternancia de las indicaciones en calcos blancos y grises plateados, así como la firma de Le Rhöne en forma de una pequeña placa preciosa situada en el centro.
En cuanto al mecanismo automático, cuenta con acabados del mejor nivel y con un microrrotor calado, chapado en rodio y estilizado. Se le ha prestado especial atención a los colores del movimiento, como el gris antracita y el rutenio como color dominante, algo que sublima la modernidad de su arquitectura. Por último, la correa de piel de aligátor es de un color azul noche a juego con la carátula.
Moön de aventurina y titanio de 37 mm
Le Rhöne nos presenta una versión replanteada de su hermoso e icónico Moön para celebrar el décimo aniversario de la marca. La carátula está realizada en cristal de aventurina oscuro. Ese gran disco de aventurina está adornado con un círculo de nácar natural blanco que representa a la Luna y gira en sentido contrario a las manecillas del reloj para indicar, de un solo vistazo, la forma del astro. La carátula tiene una segunda esfera fija central, en una forma de corazón que se ha calculado mediante una ecuación matemática exacta.
En el centro se exhibe la Vía Láctea, conformada por una multitud de pequeños puntos de oro, de cromo y de Super-LumiNova blancos. En torno a la parte central, 12 diamantes hacen las veces de índices. Las manecillas de horas y minutos, con un diseño exclusivo de Le Rhöne, tienen una forma abombada y un toque de Super-LumiNova en el centro, lo que garantiza una legibilidad en la oscuridad.
La caja del Moön se ha rediseñado alternando líneas rectas con líneas redondas, aristas pulidas y superficies satinadas para devolverle importancia a la forma, entre cojín y octagonal, de los relojes de la Casa. Los cinco elementos –carrura, bisel, fondo y las dos tapas– están hechos de titanio de grado 5. La caja sin asas tiene tornillos de titanio a ambos lados para acentuar la ergonomía de la pulsera de piel de aligátor tono sobre tono. Además, por primera vez se incluye un sistema para intercambiar la correa de manera muy fácil y sin necesidad de herramientas. El reloj está equipado con un mecanismo de cuerda automática que ofrece 42 horas de reserva de marcha.
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