Una de las piezas preferidas por los coleccionistas y conocedores de la alta relojería y grandes complicaciones es Patrimony repetidor de minutos ultra-plano Calibre 1731, de la casa relojera Vacheron Constantin.
En la curaduría de piezas especiales, se requiere de un ojo para el arte y de una apreciación por la historia.
Fundada en 1755, Vacheron Constantin se enorgullece de ser la manufactura relojera más antigua del mundo, con más de 260 años de savoir-faire.
Vacheron Constantin talentosamente conjuga complicaciones relojeras tradicionales, funciones altamente técnicas e inéditas, aceptando cada vez nuevos retos técnicos a los que se añade la extrema complejidad de los movimientos ultra-planos.
La colección Patrimony deslumbra por su estilo depurado. Refleja plenamente una estética minimalista que combina un bello equilibrio de líneas tensas y curvas, imponiendo su personalidad en delicadas cajas cuya elegancia se inspira en los modelos Vacheron Constantin de los años cincuenta.
Patrimony repetidor de minutos ultra-plano Calibre 1731, pieza que incorpora la complejidad de la sonería, esta obra maestra de virtuosismo, alberga en su interior el calibre manual más pequeño del mundo de la relojería, con un grosor de 3,90 mm. Es también el reloj con repetición de minutos de cuerda manual más plano, con un grosor de 8,10 mm. Esta complicación requiere meticulosidad, destreza y paciencia, así como un auténtico oído musical para ajustar la multitud de componentes hasta obtener una marcha perfecta y un sonido cristalino.
Esta pieza de arte aúna fineza y fiabilidad, distinguido con el Punzón de Ginebra, está dotado de un regulador centrífugo que proporciona una regularidad y armonía perfecta de la sonería.
El Punzón de Ginebra (Sello de Ginebra)
Patrimony repetidor de minutos ultra-plano Calibre 1731, cuenta con el Poinçon de Genève (Punzón de Ginebra) el cual es un estándar de excelencia conforme a la tradición de la alta relojería. Fue creado para proteger las marcas ginebrinas de prestigio, como Vacheron Constantin.
Con una garantía de origen (movimiento mecánico ensamblado y ajustado en el Cantón de Ginebra), de fabricación, de durabilidad y de savoir-faire, desde hace más de un siglo, el Sello de Ginebra encarna la calidad superior artesanal.
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