La historia de Breitling nos invita a viajar en el tiempo a 1884, año en el que uno de los personajes más importantes de la relojería contemporánea decidió emprender su propia marca en un taller de Saint-Imier, nos referimos a León Breitling. En poco tiempo, los innovadores mecanismos que desarrolló para sus relojes de bolsillo concedieron a su empresa un prestigio fabuloso.
El cronógrafo como pilar de Breitling
Léon Breitling decidió centrarse en los cronógrafos, un tipo de reloj que era cada vez más demandado para usos en la industria, el ejército y la ciencia y, también, en eventos deportivos. En 1889, Léon Breitling obtuvo la patente de un modelo simplificado que se distinguía de sus competidores por la limpieza del diseño, la sencillez del proceso de fabricación y un mantenimiento sin problemas. Los diversos galardones obtenidos consolidaron el prestigio de la empresa, provocando que se trasladara en 1892 a una nueva fábrica en La Chaux-de-Fonds. Poco después, L. Breitling, Montbrillant Watch Manufacturing empleaba ya a 60 personas dedicadas a fabricar relojes de precisión innovadores.
En 1893, la empresa patentaba un movimiento con la asombrosa reserva de marcha de ocho días. 1896 fue el año de un gran hito para Breitling: un cronógrafo preciso hasta los dos quintos de segundo. Otro modelo dotado de pulsógrafo, que utilizaba una escala logarítmica ideal para tomar el pulso a las personas, gozó de gran estima entre los profesionales médicos. En el espacio de un decenio, la empresa había vendido más de 100 000 cronógrafos y relojes con función de parada.
En 1905, en la época en que el automóvil se estaba convirtiendo en el medio preferente de transporte, Léon Breitling patentó un modelo sencillo de temporizador/taquímetro capaz de medir velocidades de 15 a 150 km/h. Gracias al temporizador Vitesse, los conductores pudieron así calcular su velocidad… pero también la policía, con lo cual pronto aparecieron en Suiza las primeras multas de velocidad.
Gaston Breitling toma la compañía
Fallecido Léon Breitling en 1914, se hizo cargo del negocio familiar su hijo Gaston. Había heredado de su padre el espíritu pionero, el talento para la innovación y una pasión insaciable por los cronógrafos, lo cual quedó demostrado en 1915 cuando lanzó uno de los primeros cronógrafos de muñeca del mundo con pulsador separado, situado por encima de la corona del reloj.
En 1923 causó sensación su reloj de bolsillo patentado con dos pulsadores de cronógrafo. Uno de ellos, colocado a la altura de las 2 horas, servía para iniciar y parar, mientras que el otro, integrado en la corona, ponía a cero el mecanismo del cronógrafo. Por primera vez, un reloj con mecanismo de parada permitía medir varios tiempos consecutivos. Un dato interesante: muchas de las carátulas de los productos que fabricó Gaston Breitling aparecieron sin firma; en ellas figuraban o bien el nombre del cliente, o bien logotipos registrados como Montbrillant, Sprint o Vitesse. Hubo que esperar a finales de la década de 1920 para que los relojes mostraran el nombre del fabricante.
Willy Breitling
Gaston Breitling falleció inesperadamente en julio de 1927. Su hijo Willy, que contaba entonces tan solo 14 años de edad, era aún demasiado joven para suceder a un padre de tamaña envergadura, por lo cual durante los cinco años siguientes la gestión de la casa estuvo en manos de un equipo externo. La empresa sobrevivió al crash de 1929 en Wall Street y la subsiguiente Gran Depresión, y en 1932 Willy Breitling, pese a su extremada juventud, estaba listo para asumir el liderazgo de la casa. Cuando tomó el timón, los cronógrafos eran todavía la parte esencial del negocio. La colección de Breitling incluía más de 40 modelos distintos de relojes de pulsera o para cabinas de avión.
Hasta 1934, los relojes de pulsera con cronógrafo no tenían más que un pulsador, por lo cual tras la puesta en marcha y la parada venía inevitablemente la puesta a cero. Willy Breitling, viendo en ello una carencia clave, solicitó en 1934 la patente del primer cronógrafo de pulsera del mundo equipado con dos botones. Y ese sería solo el comienzo. En 1936, presentó un cronógrafo especialmente diseñado para aviadores, con esfera negra y sugerentes dígitos y manecillas luminiscentes, a los que se sumaba un bisel rotatorio con un práctico y versátil puntero de flecha que también relucía en la oscuridad.
Uno de los logros más celebrados de Willy Breitling en su labor pionera fue la creación del Huit Aviation Department en 1938. Siendo bien consciente de los rigurosos requisitos de la aviación militar y civil, eligió el nombre a conciencia («huit» significa «ocho» en francés). Aludía así a los ocho días de reserva de marcha que ofrecían tantos relojes para panel de instrumentos y otros dispositivos especiales para cronometraje, incluidos los cronógrafos de pulsera que el departamento estaba desarrollando para aviadores profesionales. Además de por su impresionante reserva de marcha y su fácil legibilidad, aquellos cronógrafos de a bordo se distinguían también por sus cajas tan ligeras. Los productos Huit atrajeron de inmediato el interés de los pilotos militares y, siendo ya inminente la II Guerra Mundial, el Huit Aviation Department recibió un gran pedido de cronógrafos para la Royal Air Force, con lo que la marca de Willy Breitling hizo acto de presencia en las cabinas de los legendarios bombarderos y cazas que con tanta brillantez volaron durante la contienda.
En 1940, Breitling obtuvo la patente del Chronomat, caracterizado por el modelo registrado de su regla de cálculo rotatoria, pensada para ingenieros y científicos. Un decenio tan rico en acontecimientos como fue el de 1940 conoció también la aparición de la línea Premier, introducida en torno a 1943. La elección del término francés que significa “primero” no fue aquí tampoco casualidad, pues hacía referencia al uso civil (no militar) de sus cronógrafos, para los que Breitling ahora se centró menos en la innovación y más en su calidad superior, elegancia y detalles meticulosos. Con sus diámetros de hasta 38 mm y unos diseños elegantes, la línea Premier, que se ofrecía en acero inoxidable o en oro macizo, supuso otro considerable hito en la trayectoria de Breitling.
Dos de los logros más sofisticados de la época fueron el Duograph, lanzado en 1944, que incorporaba una complicación con función rattrapante, y la línea Datora, lanzada justo al acabar la guerra, que se caracterizaba por su calendario y la indicación de la fase lunar.
Innovación a medio siglo
En 1952 pudo contemplarse la aparición de un prototipo de reloj sin precedentes que sigue conservando hoy su carácter emblemático: el Navitimer de Breitling. Su nombre es un compuesto hecho con los términos “navigation” (navegación) y “timer” (temporizador). Equipado con la regla de cálculo específica para aviación que había presentado el Chronomat, el modelo, y no es de extrañar, ha sido desde entonces la elección de innumerables pilotos, líneas aéreas y fabricantes aeronáuticos.
Otro hito en la década de 1950 fue el extraordinario Superocean. En su 25 aniversario al frente del negocio familiar, Willy Breitling estaba decidido a lanzarse al mar. Y lo hizo con este reloj de buceo que utilizaba una caja hermética al agua en presiones de hasta 20 bares (equivalentes a 200 metros de profundidad). Llevado del impulso del Superocean, Breitling lanzó en 1958 otro modelo más sencillo pero muy robusto, el Transocean. Gracias al prestigio de la marca en productos aeronáuticos de precisión, este cronómetro automático, antichoque, antimagnético y «upersellado mantuvo perfectamente a flote su popularidad.
En 1962, el Navitimer vio nacer un hermano: la versión del clásico original diseñada por el astronauta Scott Carpenter. El nuevo modelo exhibía esfera de 24 horas, por la razón de que en el espacio no se distingue entre el día y la noche. Carpenter utilizó el reloj el 24 de mayo de 1962, en su misión a bordo de la nave espacial Aurora 7.
En la película de 1965 Operación Trueno, James Bond, interpretado por Sean Connery, recibe de Q un modelo Top Time muy especial. La versión cinematográfica del reloj, en efecto, va equipada con un contador Geiger que servirá a 007 para evitar una catástrofe nuclear cuando localice unos misiles robados que están escondidos bajo el agua, misión en que le será imprescindible el Top Time que lleva en la muñeca.
Gracias a su audaz forma cuadrada, la publicidad del Top Time se dirigió también intensamente a la generación más joven, en particular al sector femenino. Tal como decía un anuncio de la época, “Todos piensan en cronógrafo”, y así aquellos relojes que marcaban tendencia se vendieron estupendamente entre mujeres con estilo en busca de un accesorio que las ayudara a destacar entre la multitud.
Scott Carpenter y Sean Connery no fueron los únicos famosos que mostraron en la muñeca relojes Breitling. También la actriz Raquel Welch lució con su inconfundible glamour un modelo Co-Pilot en la película La espía que cayó del cielo. La leyenda del jazz Miles Davis usaba un Navitimer, al igual que los pilotos de Fórmula 1 Jim Clark y Graham Hill. Es sabido, asimismo, que el medalla olímpico de oro Jean-Claude Killy, pese a su célebre vínculo con otra marca de relojes, usaba también un Breitling –incluso en las pistas– entre 1965 y 1967. Y, más recientemente, los hermanos gemelos astronautas de la NASA Scott y Mark Kelly confiaron también en sus relojes de pulsera Breitling tanto en el espacio como en tierra firme.
El último capítulo de la saga familiar Breitling fue uno de los más importantes. En 1965, Willy Breitling participó en el desarrollo del primer cronógrafo automático del mundo con microrrotor, dentro de una cooperación con Jack W. Heuer, el fabricante de movimientos radicado en Büren, y Dubois-Dépraz, especialista en ruedas de control para cronógrafos. En su lanzamiento en 1969, el Chrono-Matic y su corona para dar cuerda situada en el lado izquierdo causaron sensación en el mundo internacional de la relojería. Desde entonces, el modelo genuino ha pasado por varios procesos de optimización y la fabricación de distintas versiones.
El año de 1969 vio llegar también un fenómeno un tanto inverosímil para el sector relojero suizo: la era marcada por los relojes de pulsera con control electrónico. Breitling, como casi todas las demás grandes marcas, respondió a la tendencia con modelos de cuarzo propios, incluidos el Chronomat de cuarzo y, a partir de 1973, incluso con versiones en cuarzo del emblemático Navitimer.
Ernest Schneider
En medio de las turbulencias de finales de los años 70 del pasado siglo, Willy Breitling seguía siendo el mismo grand seigneur de la vieja escuela. Luchaba ya con problemas de salud mientras sus hijos, Gregory y Alain, eran aún jóvenes y –como tantos otros– veían un futuro incierto para el sector. El consumado emprendedor decidió que ya era tiempo de jubilarse. En abril de 1979, poco antes de morir, vendió los activos que conservaba junto con los nombres de marca y los modelos de reloj consolidados, entre ellos su amado Navitimer, pasando así todo este patrimonio a manos de Ernest Schneider, emprendedor visionario y, como no podía ser menos, también relojero y piloto; su familia custodió el legado de Breitling hasta 2017.
Breitling cambia de propietarios
Tras registrarse el 30 de noviembre de 1982 la denominación Breitling Montres SA, las oficinas centrales de la empresa se trasladaron a Grenchen. En manos de sus nuevos propietarios, Breitling celebró en 1984 su 100 aniversario con un diseño totalmente nuevo del Chronomat caracterizado por sus índices móviles en el bisel y un calibre de cronógrafo automático. El diseño se basaba en un reloj que la marca había desarrollado el año anterior para la renombrada escuadrilla de vuelo italiana Frecce Tricolori.
En 1985 se lanzó el modelo multifunción Aerospace. Este innovador reloj de cuarzo con caja de titanio mostraba indicación doble –analógica y digital– y dos pantallas de cristal líquido (LCD) en la carátula. Destacaba por la singular sencillez y claridad de su sistema de control, que permitía manejar una notable gama de funciones, todas ellas activadas con solo girar, presionar o extraer la corona.
1985 fue otro nuevo comienzo para el Navitimer, lanzado esta vez en versión con cuerda manual. Con la Referencia 81600 se homenajeaba al Navitimer original tanto en su estética como en su funcionamiento, mientras que en 1987 se ofreció una versión automática. Los nuevos Navitimer se convirtieron también en superventas; un usuario digno de mención fue el cantante francés Serge Gainsbourg.
La casa logró otro modelo estrella con el Emergency, el cual, como su nombre indica, fue el primer reloj de pulsera en incorporar un transmisor de emergencia. En su lanzamiento en 1988 contaba con una antena sencilla, pero en 1995 la idea llegó a su perfección al introducirse un ingenioso sistema patentado para desplegar la antena propia. El microtransmisor del último modelo, sintonizado en la frecuencia internacional de emergencias aéreas, iba equipado con dos antenas y reserva de marcha independiente para 48 horas.
Justo a tiempo para celebrar otro aniversario –los 125 años de la casa–, Breitling lanzó el Calibre 01 de la manufactura para cronógrafo automático, elaborado in house, innovación que aseguró a la marca su lugar en la élite de los principales fabricantes relojeros.
El Chronospace salió al mercado en 2010. Fascinante descendiente del Aerospace, el modelo no solo incluía funciones como indicación de hora y cronógrafo con precisión de una centésima de segundo, sino también visor digital con alarma, calendario, temporizador de cuenta atrás, hora GMT y segunda zona horaria, además de la regla de cálculo tan típica de los relojes Breitling para profesionales.
El Exospace B55 de 2015 combinaba el atractivo de un reloj de pulsera extraordinario con la conectividad con el teléfono móvil. Dotado de singular atractivo visual gracias a su caja negra de titanio y su correa de goma, era un modelo –en la más genuina tradición de Breitling– diseñado para profesionales de la aviación. Los ajustes del reloj, incluidos los relativos a la hora, zona horaria y alarmas, podían realizarse a través del móvil del usuario, del mismo modo que dos visores digitales existentes en el reloj le avisaban de que había recibido mensajes de correo electrónico o SMS, e incluso notificaban llamadas entrantes y citas marcadas en la agenda.
Breitling, presente y futuro de altos vuelos
En mayo de 2017, Breitling pasaba a formar parte de CVC Capital Partners, y en el mes de julio siguiente asumió el puesto de CEO Georges Kern. Junto con su equipo, Georges Kern, quien tenía ya en su haber una trayectoria preclara en el sector relojero, pondrá su esfuerzo en proseguir una rica tradición cuyas raíces nos remontan directamente a un pequeño taller en Saint-Imier en el año de 1884.
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