En el marco de L Étape by Tour de France México, Ultrajewels, orgulloso Patrocinador, hace eco de esta aventura gracias a los valores coincidentes que le hermanan con el ciclismo de ruta: la precisión, el compromiso con la sostenibilidad, la salud, la buena organización y -por supuesto- la vida como sinónimo de aventura. La Ciudad de México es la cita, y la etapa se llevará a cabo este próximo 26 de noviembre, por ello decidimos compartirte las similitudes que comparten la relojería y el ciclismo.
Relojería y ciclismo en la misma rodada
En todo deporte y actividad humana el factor tiempo está implícito. Ya sea para cronometrar-medir, diferenciar determinado resultado, o para dictar el ritmo de cierta actividad (timing), utilizamos esta magnitud física para encontrarnos en el espacio en el que vivimos.
La relojería y el ciclismo se encuentran en el tiempo, pero más allá de esto, la mecánica de cada uno de los instrumentos utilizados para sendas prácticas guardan similitudes espectaculares, por ejemplo: en ambas prácticas la energía para realizar el trabajo, completar una ruta en bicicleta o medir el tiempo, proviene del ser humano. De igual forma las bicicletas y los relojes en cuestión mecánica ¡también se parecen!
Cuadro – platina
Una bicicleta cuenta con ciertos elementos clave; para su construcción el cuadro funge como la base-chasís. En el cuadro se acoplan los diferentes elementos de la bicicleta como: horquilla, ruedas, asiento, manillar etcétera. De acuerdo a la disciplina del ciclismo en cuestión se determina el peso y el material del cuadro. Por ejemplo: un cuadro de bicicleta de ruta no es igual al de una bicicleta de montaña, e igualmente las dimensiones se adaptan al ciclista conforme a su talla y estilo de conducción.
En la relojería el cuadro se asemeja a la platina, que básicamente se construye en dimensión-requerimientos del reloj y las funciones para la que fue construido. Por ejemplo, una platina de un cronógrafo deportivo es totalmente diferente a la de un repetidor de minutos.
Ruedas – Volante
Las ruedas en la bicicleta son un elemento clave, ya que es el único elemento que hace contacto con el asfalto y transmite el ritmo, poder, intención y -evidentemente- las emociones que experimenta el ciclista durante la ruta: el esfuerzo, el pundonor tanto como el agotamiento y el deseo de seguir pese a éste.
El volante y la espiral trabajan como unidad y dictan el ritmo, la precisión de la relojería. Es el corazón del reloj y transmite todo lo que está sucediendo con el resto de los componentes.
Cadena de transmisión – tren de engranaje
El “combustible” de la bicicleta proviene del esfuerzo del ciclista, para que las ruedas generen tracción y a su vez movimiento, el cuerpo debe entregar fuerza a los pedales y estos conectarse al sistema de transmisión, conformado por los platos y la cadena.
En un reloj la energía proviene del cubo del barrilete que, previamente ha sido cargado-armado por un sistema de carga (manual o automático) a fin de tensar el muelle que al “desenrollarse” libera impulso al tren de engranaje. La relación de las ruedas responde a las características del reloj, como en el caso del ciclismo.
Freno – escape
Tan importante es la aceleración y el movimiento en el ciclismo como la administración de ellos. El freno es trascendental para regular la entrada a una curva, controlar un descenso e incluso evitar a otro ciclista, obstáculo y prevenir un accidente.
En los relojes la energía podría liberarse de manera descontrolada si no existiera una especie de freno al que llamamos sistema de escape. Este sistema mecánico se conecta al volante y le brinda impulsos iguales para garantizar la dosificación de la energía durante “su propia carrera”.
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