Dentro del espectacular marco que nos brinda Watches & Wonders solemos “perdernos” con tanta comunicación, lanzamientos e incluso relojes mediáticos y espectaculares. Sin embargo, la esencia de la relojería siempre estará bien representada por un Calatrava de Patek Philippe, ¡y vaya reloj!
La colección Calatrava, quintaesencia de la elegancia atemporal y emblema perfecto del estilo Patek Philippe, incorpora un nuevo modelo de platino realzado por el toque “vintage” de una esfera opalina dorada de oro rosa con un diseño depurado.

La caja, el tamaño, el calibre y la carátula son básicamente perfectos. Un Patek Philippe significa, para muchos de nosotros, eso. Elegancia, sobriedad, y sin demeritar en absoluto la ausencia de complicaciones: sencillez.
Este tono de esfera es increíblemente cálido y casi informal, y uno que, si se me permite decirlo, combina a la perfección con prácticamente cualquier outfit. El reloj no solo es técnicamente maravilloso, sino también estéticamente, y eso ha sido un problema con Patek Philippe últimamente.

El movimiento es un increíble calibre que puede apreciarse a través de la caja con fondo de cristal de zafiro. Creo que lo que hace del 6196P un éxito rotundo son muchas cosas: los guiños al pasado, el nuevo calibre en una caja clásica y una combinación de colores excelente. Este motor es un movimiento de última generación con cuerda manual 30-255 PS, que brida sorprendentes 65 horas de reserva de marcha y cuenta con un mecanismo de parada de segundero.
Con el 6196P Patek Philippe vuelve a recordarnos que un reloj que sólo indica la hora puede tener tanta sustancia como cualquiera. La caja pulida, y de una sobriedad perfecta, presenta un bisel liso achaflanado, laterales satinados y unas asas esbeltas que combinan armoniosamente con el brazalete de piel de aligátor marrón chocolate brillante.



Finalmente, la pieza se abraza al pulso mediante una correa de piel de aligátor con escamas cuadradas en tono marrón chocolate, y cuenta con una hebilla de platino 950 a juego con la caja.