Abraham-Louis Breguet es considerado el mejor relojero de la historia. Su genialidad dio vida a algunos de los inventos más importantes, como el tourbillon o la espiral de volante que lleva su apellido. Pero Breguet no solo fue un pionero de la técnica, sino también de la estética. Por eso, entre sus clientes y admiradores más notables estuvieron los reyes franceses Luis XVI y María Antonieta, así como Carolina Murat, hermana de Napoléon y reina de Nápoles. Para esta última, Breguet creó en 1812 el primer reloj de pulsera de la historia, en el que se inspira la colección Reine de Naples, un emblema de la relojería femenina a la que ahora se añaden dos modelos de los que Abraham-Louis se sentiría orgulloso.
Nos referimos a los Reine de Naples 9835 y 9838 de la firma Breguet, una de las más distinguidas de la relojería actual. Por supuesto, ambos tienen la forma ovoide característica de la línea, que los distingue de cualquier otro reloj. Pero lo más destacado en estas novedades es que la manecilla de minutos se forma y se deforma durante su recorrido sobre la carátula.
Para lograrlo, la manecilla de los minutos, flexible y de longitud variable, está compuesta por dos brazos independientes, pero unidos en la parte superior. Estos brazos se deforman gracias a un audaz juego de engranajes. De este modo, como explica la marca, la manecilla «juega» con la carátula, presentando una forma alargada a las 12 horas y redondeada a las 6 horas. A lo largo de su recorrido, cada brazo funciona a una velocidad distinta, por lo que las dimensiones de la manecilla se adaptan en función de su posición para encajar en las curvas del Reine de Naples. Por cierto, la hora no se indica con otro manecilla, sino a través de una ventanilla situada en el centro de la carátula.
Un mecanismo tan especial se acompaña de un diseño simplemente espectacular. En el caso del Reine de Naples 9835 –limitado a 20 piezas–, la caja de oro blanco de 18 quilates contrasta con una preciosa carátula de nácar color azul noche. El realce, el bisel y las asas están engastadas con 161 diamantes. La corona, ubicada a las 4 horas, tiene un diamante briolette, y en la hebilla desplegable de la correa de piel de aligátor azul hay otros 28 diamantes. Los minutos están transferidos y espolvoreados con un color plata, y su tipografía recuerda a un dibujo pintado a mano.
En el Reine de Naples 9838, la caja también es de oro blanco de 18 quilates, pero tiene una carátula lacada blanca y zafiros azules en el bisel, el realce y la corona. En este caso, los números arábigos transferidos se alargan y se acortan visualmente a lo largo del recorrido de la manecilla de los minutos. Como en su reloj hermano, la correa es de piel de aligátor azul.
Ambos están equipados con el movimiento calibre 78A0 de cuerda automática, con lo mejor de la tecnología de Breguet, como el espiral y el escape de áncora de silicio. El mecanismo se puede apreciar a través del cristal de zafiro del reverso de la caja. Es un espectáculo aparte, con una decoración que incluye Côtes de Genève y achaflanados en cada componente. Tiene una masa oscilante de platino y el contorno de oro lleva grabado el número individual del reloj, registrado en los archivos de la Maison, que se conservan desde finales del siglo XVIII.
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