El Air King atestigua la relación privilegiada entre Rolex y la aviación durante su edad de oro, en la década de 1930. Rinde homenaje a los pilotos de la época y al papel del Oyster en la gesta aérea. La década de 1930 conoció una fulgurante evolución técnica de los aviones, lo que permitió inaugurar los vuelos de largo recorrido. Varios pilotos establecieron récords llevando un Oyster en la muñeca. Otros utilizaban un reloj Rolex como cronómetro de a bordo, siguiendo el ejemplo de Owen Cathcart Jones y Ken Waller que, en 1934, lograron completar un vuelo de ida y vuelta entre Londres (Gran Bretaña) y Melbourne (Australia) en un tiempo récord, a bordo de un bimotor De Havilland Comet.