La Maison deslumbra nuevamente en el escenario relojero más importante del año con lanzamientos que destacan su historia y ADN.
Cartier acaba de presentar una nueva gama de relojes joya para Watches and Wonders 2025. Desde la escultural colección Tressage hasta el audaz brazalete Panthère de alta joyería y las nuevas versiones engastadas del icónico Panthère de Cartier, los lanzamientos reflejan un doble enfoque: una columna vertebral que aún se basa en sus iconos distintivos y una apuesta continua por el diseño escultural, el engaste complejo y la construcción innovadora de la caja.





Tressage de Cartier
El nuevo Tressage (trenzado en francés) de Cartier es una interesante mezcla de volumen y textura. Los relojes presentan una caja rectangular alargada (56,2 x 25,7 mm, 11,5 mm de grosor), envuelta por dos giros asimétricos.

La colección incluye cuatro configuraciones: un modelo minimalista de oro amarillo con esfera lacada en negro y correa negra brillante; una versión de oro blanco con pavé completo con 916 diamantes (12,2 ct) y correa azul marino; una versión de oro mixto con 466 diamantes (6,3 ct); y un modelo de oro blanco que combina 570 diamantes (5,7 ct) y 330 zafiros (5,9 ct) para un efecto cromático más intenso.
Cada reloj funciona con un movimiento de cuarzo, es resistente al agua hasta 30 metros y se presenta con correas de piel de becerro, tanto brillantes como suaves, que evocan los contrastes de textura del reloj.



Panthére alta joyería
El reloj de alta joyería Panthère destaca como la pieza más escultural y técnicamente intrincada de la nueva línea de Cartier: un híbrido de reloj brazalete diseñado en formato Toi & Moi, donde la figura de una pantera se encuentra frente a una ventana de tiempo engastada con gemas. Disponible en dos versiones, el modelo de oro blanco está completamente engastado en nieve con 1103 diamantes de talla brillante (11,9 ct) y presenta una pantera con ojos de esmeralda, nariz de ónix y manchas de ónix engastadas con piel, una técnica que imita la textura de la piel auténtica al doblar el metal alrededor de cada piedra. La versión en oro amarillo adopta un enfoque más gráfico con manchas de laca negra, ojos de tsavorita y una esfera adornada con 23 diamantes (0,78 ct), incluyendo un diamante a las 12 h. Ambos incorporan movimientos de cuarzo, son resistentes al agua hasta 30 metros y están disponibles en tres tamaños de muñeca: 150, 160 y 170 mm.



Panthére de Cartier
El Panthère de Cartier, pieza clave de la colección de relojes para mujer de Cartier, se reconoce al instante por su flexible brazalete de eslabones tipo ladrillo y su minimalista caja cuadrada, elementos que lo han convertido tanto en una joya como en un reloj. En su última versión, Cartier reinventa el reloj con una mezcla abstracta de estampados animales, a medio camino entre la cebra y el tigre, lograda mediante laca aplicada a mano y un intrincado engaste de gemas. El resultado es una superficie ricamente texturizada, casi inmaterial. Los modelos Panthère de Cartier con semipavé ofrecen una opción más llevable y versátil. Disponibles en oro amarillo o rosa, se presentan en tres tamaños de caja: 25 x 20 mm, 30,3 x 22 mm y 36,5 x 26,7 mm. Cada variante presenta una esfera plateada, agujas de acero azulado en forma de espada y el brazalete de eslabones de ladrillo característico de Cartier. El engaste de diamantes se centra en el bisel y los eslabones exteriores del brazalete, con pesos totales en quilates que oscilan entre 1,07 y 3,49 ct, según el tamaño. Todos incorporan un movimiento de cuarzo.
Los relojes de joyería existen para un segmento muy reducido de la población relojera, pero aún podemos admirarlos por su diversión y su espectacularidad. Dicho esto, el Panthère ha trascendido su función relojera para convertirse en un objeto de diseño por derecho propio. Su éxito reside en la maestría de Cartier en la forma, la proporción y la imagen de marca. Si bien puede no satisfacer a los puristas que buscan complejidad mecánica, representa un tipo diferente de relojería, donde el lenguaje visual y la resonancia cultural tienen más peso que la arquitectura del movimiento.