El cronógrafo es una de las complicaciones relojeras por excelencia y una categoría fundamental en cualquier colección, debido a su importancia histórica y su funcionalidad. Es una especie de estandarte de la relojería, pues de su vínculo con las carreras de autos, los eventos deportivos y hasta los viajes al espacio han surgido iconos del sector como el Cosmograph Daytona de Rolex, el Carrera de TAG Heuer, el Speedmaster de Omega y El Primero de Zenith, por mencionar algunos.
Los mecanismos de cronógrafo también están entre los más espectaculares de la industria en términos técnicos y estéticos. Una de las variantes más famosas es la de los cronógrafos de rueda de pilares o rueda de columnas. Este elemento, que se asocia con las Casas de Alta Relojería de más prestigio, se compone de una rueda plana con finos dientes y seis o más pilares o columnas de forma triangular que sobresalen hacia arriba. Sirve para regular el funcionamiento de las palancas para la puesta en marcha, la parada y la puesta a cero del conteo.
¿Cómo funciona?
Al iniciar el cronógrafo, la rueda de pilares gira en un ángulo definido y queda sostenida en una nueva posición por la rueda de su parte inferior, mediante un trinquete y un resorte. De este modo, los seis pilares giran de manera conjunta. Cada rotación de la rueda de pilares, activada por un pulsador, cambia la posición de las palancas de la puesta en marcha, la parada y la puesta a cero, dependiendo de si son levantadas por los pilares o si caen en los espacios entre ellos.
El diseño único de este componente permite combinarlo con un embrague horizontal o vertical para conectar y desconectar el mecanismo de cronógrafo. Con un embrague vertical, se presenta la posibilidad de que los dientes no se engranen a la perfección, sino que choquen brevemente, por lo que el cronometraje puede no ser tan preciso. El embrague vertical resuelve este problema porque permite que el tren de engranajes esté constantemente engranado.
¿Qué ventajas tiene?
La rueda de pilares dominó en la relojería de principios del siglo XX, hasta que en 1937, Dubois-Dépraz introdujo un sistema de levas y palancas más fácil de producir, que se empezó a usar en calibres muy respetados como el Valjoux 7750. En efecto, la rueda de pilares es más compleja y costosa de fabricar, pues, aunque algunas de sus piezas pueden mecanizarse, deben refinarse a mano para eliminar las rebabas y asegurarse de que cumplen con las tolerancias. Debido a ello, como decíamos antes, es más común en las piezas de Alta Relojería de Casas como Patek Philippe, Vacheron Constantin, Zenith, Omega y otras, aunque hay firmas de segmentos más asequibles que la incluyen en sus cronógrafos, como Longines.
El uso de las ruedas de pilares es un símbolo de estatus relojero, pero no es abrumadoramente superior al otro sistema, que también es fiable. Quizás la mayor diferencia es la notoria sensación de suavidad al presionar los pulsadores de un cronógrafo de rueda de pilares, que para algunos se relaciona con una mayor precisión. En eso sí gana, al igual que en la tradición y la excelencia de sus procesos de manufactura. Por eso ocupan un sitio privilegiado en la relojería y su apreciación siempre pasará por la estética. Así que, si usted es fanático de los buenos cronógrafos, uno con mecanismo de rueda de pilares debe estar ya en su colección.
Una de las variantes más famosas es la de los cronógrafos de rueda de pilares o rueda de columnas. Este elemento, que se asocia con las Casas de Alta Relojería de más prestigio, se compone de una rueda plana con finos dientes y seis o más pilares o columnas de forma triangular que sobresalen hacia arriba. Sirve para regular el funcionamiento de las palancas para la puesta en marcha, la parada y la puesta a cero del conteo.
Al iniciar el cronógrafo, la rueda de pilares gira en un ángulo definido y queda sostenida en una nueva posición por la rueda de su parte inferior, mediante un trinquete y un resorte. De este modo, los seis pilares giran de manera conjunta. Cada rotación de la rueda de pilares, activada por un pulsador, cambia la posición de las palancas de la puesta en marcha, la parada y la puesta a cero, dependiendo de si son levantadas por los pilares o si caen en los espacios entre ellos. Su diseño permite combinarla con un embrague horizontal o vertical para conectar y desconectar el mecanismo de cronógrafo. Con un embrague vertical, es posible que los dientes no se engranen a la perfección, por lo que el cronometraje puede no ser tan preciso. El embrague vertical resuelve este problema porque permite que el tren de engranajes esté constantemente engranado.
Sus ventajas
La rueda de pilares dominó en la relojería de principios del siglo XX, hasta que, en 1937, Dubois-Dépraz introdujo un sistema de levas y palancas más fácil de producir. En efecto, la rueda de pilares es más compleja y costosa de fabricar, pues, aunque algunas de sus piezas pueden mecanizarse, deben refinarse a mano para eliminar las rebabas y asegurarse de que cumplen con las tolerancias. Por ello, es más común en las piezas de Alta Relojería de Casas como Patek Philippe, Vacheron Constantin, Zenith y otras, aunque hay firmas más asequibles que la usan, como Longines.
El uso de la rueda de pilares es un símbolo de estatus relojero, pero no es abrumadoramente superior al sistema de levas y palancas. Una gran diferencia es la sensación de suavidad al presionar los pulsadores de un cronógrafo de rueda de pilares, que algunos relacionan con su mayor precisión. En eso sí gana, al igual que en la tradición y en la excelencia de su fabricación. Si usted es fanático de los buenos cronógrafos, uno con mecanismo de rueda de pilares debe estar en su colección.
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