Si ya tienes que ponerte un abrigo para salir de casa en las mañanas o si ya compraste esa increíble chamarra capitonada con forro de plumón para tu viaje a un destino deliciosamente helado en estas vacaciones de invierno, llegó el momento de que pienses en los efectos que el frío puede tener en los relojes que amas y en cómo protegerlos.
Las consecuencias de las variaciones de temperatura y los climas extremos sobre la precisión de los mecanismos han sido una prioridad para los relojeros a lo largo de los siglos, tan relevante como las del magnetismo y los golpes. Los múltiples avances en materiales y lubricantes han aminorado esas consecuencias de manera considerable, con casos extraordinarios como el del Omega Speedmaster Alaska Project de 2008, hecho para soportar temperaturas de -148°C a +260°C en el espacio gracias a su “escudo térmico” de aluminio anodizado. Pero aún hay que tomar precauciones.
¿Qué le pasa a tu reloj con el frío?
Por frío nos referimos a temperaturas menores a 0°C, que muchas marcas identifican como el nivel en el que sus relojes podrían presentar algún problema de funcionamiento, en especial después de un periodo prolongado en un ambiente así.
Las partes metálicas de los relojes se expanden y se contraen ligeramente con el calor y con el frío, respectivamente, lo que puede alterar la precisión, sobre todo si se afecta la espiral. Por lo general, los relojes tienden a atrasarse si las temperaturas son elevadas y a adelantarse si son bajas.
Asimismo, puede haber un problema con los lubricantes que reducen la fricción de los componentes del movimiento. El frío extremo afecta la viscosidad de estos aceites y los endurece, por lo que el funcionamiento se ralentiza y se pierde mas energía en el tren de engranajes, el escape y el volante. Debido a esto, la amplitud de la oscilación disminuye y el reloj se vuelve cada vez más impreciso. Además, mientras mas tiempo de uso tiene el aceite, más viscoso se vuelve.
En cuanto a los relojes de cuarzo, los circuitos electrónicos pueden verse perjudicados si se exponen a temperaturas muy bajas por mucho tiempo, al igual que la duración de la batería, y más cuando te los quitas porque los alejas de tu calor corporal.
Sin embargo, como señalamos antes, los departamentos de I+D (Investigación y Desarrollo) de las marcas han dado grandes pasos para reducir estos efectos en sus productos.
Los avances
Algunas firmas relojeras, como Omega, Sinn y Ball Watches, utilizan lubricantes especiales muy estables y resistentes al envejecimiento para que sus relojes funcionen con precisión en ambientes sumamente fríos. El Pilot Chronograph EZM de Sinn, por ejemplo, funciona en un rango de -45°C a 80°C gracias a un lubricante propio de una viscosidad mucho más baja, lo que garantiza que sea aún lo suficientemente fluido a esas temperaturas, según la marca.
Rolex asegura que es la única empresa del sector que desarrolla y fabrica su gama de lubricantes en su propio laboratorio especializado. Cada tipo de aceite posee una aplicación distinta y requiere casi una década de Investigación y Desarrollo. La marca explica que los lubricantes de baja viscosidad, o diluyentes, se usan para contactos de alta velocidad, como los del oscilador, mientras que los de alta viscosidad, o densos, se emplean en los contactos de alta presión o de golpes, como los del tren de engranajes. Aunque no se mencionan las variaciones de temperatura o los climas extremos, no hay duda de que sus lubricantes de alto rendimiento están listos para enfrentarlos.
También existen relojes como el Master Compressor Extreme Lab 2, de Jaeger-LeCoultre, que no requiere de ningún tipo de lubricante y puede funcionar a temperaturas de entre -73 y 60°C. Esta solución se remonta hasta el siglo XVIII, cuando el relojero John Harrison creó los primeros relojes de gran precisión –cronómetros de marina– que no necesitaban lubricación alguna. En esa época, los lubricantes estaban hechos con grasas animales o vegetales, y se deterioraban rápidamente.
El control de los efectos de las variaciones de temperatura en los movimientos de los relojes le debe mucho al desarrollo de nuevos materiales para la espiral, el escape y el volante, pues el frío y el calor afectan las dimensiones y la elasticidad del acero, que se utilizó durante mucho tiempo para esos componentes.
Desde finales del siglo XIX, se empezó a experimentar con espirales hechas de aleaciones de acero al níquel, a las que luego se añadió cromo y otros elementos químicos, que son termocompensadas, amagnéticas y resistentes a la corrosión. La más importante y utilizada actualmente es Nivarox. En las últimas décadas, marcas como Ulysse Nardin, Rolex, Patek Philippe, Omega y Breguet, entre otras, han utilizado silicio, que es virtualmente inmune a las temperaturas y al magnetismo. Pero también se ha experimentado con fibra de carbono, fibra de vidrio y cerámica, en un campo en el que las innovaciones no se detienen.
¿Cómo cuidar tu reloj del frío?
+ Si tienes planeado salir de vacaciones a un lugar con temperaturas muy bajas, es importante que consultes el manual o el sitio web del fabricante para conocer sus recomendaciones al respecto, porque no hay un estándar que se aplique a todas las marcas. Por ejemplo, algunas firmas advierten que, para funcionar de manera óptima, sus relojes no deben ser sometidos a temperaturas menores a 0°C, porque el lubricante puede perder viscosidad y causar una variación de precisión importante.
+ Sin embargo, una de las mejores cosas que puedes hacer cuando estés en un lugar frío es también algo muy placentero: usa tu reloj para que su temperatura sea más similar a la de tu cuerpo y tu ropa que a la del ambiente, pues el fondo de la caja le transmite tu calor. Se calculo qua, cuando lo llevas en la muñeca, la temperatura promedio de un reloj es de 30°C. Así es muy probable que evites los riesgos de las temperaturas menores a 0°C. Ahora bien, quizás te convenga dejarlo en el interior si haces actividades deportivas al aire libre.
+ Todas las marcas están de acuerdo en que debes evitar exponer tus relojes a cambios bruscos de temperatura, lo que puede causar que las partes se expandan y se contraigan, y que el vapor de agua entre a la carátula y el movimiento y los dañe. Mejor quítate el reloj si vas a darte un baño caliente –en la tina o en la regadera– después de un día de frío intenso.
+ Las juntas de los relojes, que son responsables de la hermeticidad, pueden dañarse con el uso y el deterioro natural, pero también por factores como el uso frecuente de la corona, los golpes, el sudor, los productos cosméticos o los cambios de temperatura que mencionamos en el punto anterior. Por ello, es importante que lleves tu reloj a servicio según las recomendaciones del fabricante para que, entre otras cosas, verifiquen el estado de las juntas y de los lubricantes. De hecho, no está de más que lo lleves a revisar antes de emprender un viaje a un destino con temperaturas muy bajas.
+ Cuando empieza la temporada de frío, la forma en que guardas tu reloj adquiere mayor relevancia. Se recomienda no colocar tus relojes en lugares con temperaturas de menos de 5°C o más de 35°C. Cuando te vayas a dormir, procura ponerlo en su empaque original o en alguna otra caja o watch winder que compense el que esté alejado de tu temperatura corporal. La variedad de estuches para viaje es enorme y son perfectos para conservar tu reloj no solo en las mejores condiciones, sino también muy calientito.
Para conocer qué relojes tenemos disponibles para ti, consulta con nuestro Concierge (998) 109 0940, quien estará encantado de estar en contacto contigo.