Si eres observador notarás que múltiples relojes representan el número cuatro romano con el símbolo “IIII” en lugar del “IV”.
Para esto hay varias explicaciones, pues el Instituto Británico de Relojería utilizaba el “IIII” por razones estéticas para mejorar la armonía en la carátula, sin embargo, también se ha hablado acerca de la teoría de que anteriormente era una forma de ahorrar moldes para crear los índices aplicados.

IIII fue la primera forma de escribir el 4
Comúnmente, los números romanos se escriben así: I, II, III, IV, V, VI, VII, VIII, IX, X, XI, XII, etc. Los números romanos se originaron en la antigua Roma, aproximadamente en el año 1000 a. C., y siguieron siendo la forma habitual de escribir los números en toda Europa hasta bien entrada la Baja Edad Media, mucho después de la caída del Imperio Romano. No fue hasta alrededor del siglo XIV que los números romanos comenzaron a ser reemplazados por los modernos (y más fáciles de usar) números arábigos. Los números en el sistema romano se representan mediante combinaciones de letras del alfabeto latino. La decadencia de los números romanos coincide con la decadencia del latín y el surgimiento del Renacimiento.
Sin embargo, aunque ahora se acepta ampliamente que 4 debe escribirse IV, el patrón original y más antiguo de los números romanos no era el mismo que conocemos hoy. De hecho, los primeros modelos utilizaban VIIII para 9 (en lugar de IX) y IIII para 4 (en lugar de IV). No obstante, estos dos números resultaron problemáticos, ya que se confundían fácilmente con III y VIII. En lugar de la notación aditiva original, el sistema de numeración romana cambió a la notación sustractiva, más familiar. No obstante, esto ocurrió mucho después de la caída del Imperio Romano.
Los primeros relojes mecánicos se crearon en Europa durante el siglo XIII, en una época en la que los números romanos aún se utilizaban; además, la mayoría de los relojes se montaban en iglesias y el latín era la lengua católica oficial. Por lo tanto, tiene sentido que la mayoría de los relojes antiguos presentaran números romanos en sus esferas. Sin embargo, sigue sin estar claro por qué los relojeros optaron por utilizar IIII en lugar de IV cuando esta representación no se utilizaba.
Leyenda
Una historia popular cuenta que el rey Carlos V de Francia, en el siglo XIV, ordenó a un relojero cambiar el “IV” por “IIII” en un reloj para la torre de su palacio porque pensaba que “IV” se veía como una resta (“V menos I”) y prefería una representación más directa.

Otras versiones monárquicas
Se dice que otros reyes, como Luis XIV, también favorecieron el “IIII”, y esta preferencia se extendió como una costumbre. Otra versión sugiere que un relojero suizo fue ejecutado por usar “IIII” en lugar de “IV”, y otros relojeros adoptaron el “IIII” en protesta.

Estética
El “IIII” crea una simetría visual en la esfera del reloj con el “VIII” en el lado opuesto, mientras que el “IV” rompería ese equilibrio.
Facilidad de lectura
Algunos argumentan que el “IIII” es más fácil de leer y distinguir de “VI”, especialmente en ciertas posiciones en la esfera del reloj.

Razones Prácticas
Originalmente, la numeración romana utilizaba un sistema aditivo, donde el 4 se representaba como “IIII” (uno más uno más uno más uno).
Optimización
En la fabricación artesanal de relojes, el uso de un molde para “IIII” podría ser más eficiente que uno para “IV”.
En resumen, la elección entre “IIII” y “IV” en relojes es una mezcla de tradiciones históricas, preferencias estéticas y consideraciones prácticas, y no hay una única explicación definitiva, según el Instituto Británico de Relojería.