Dentro de la colección Privé de Cartier encontramos joyas “del pasado” que nos invitan a viajar en el tiempo. Este año llegó el turno a un modelo por demás particular: Tank à Guichets. Es una versión poco común pero muy apreciada del icónico modelo que la marca presentó por primera vez en 1928.
Imagina lo futurista que habría sido un reloj con una pantalla digital, visible a través de pequeñas aberturas en la esfera, y que llegó tan solo siete años después del lanzamiento oficial del Tank Normale en 1919. Hoy, el diseño robusto y brutal regresa en dos estilos: uno fiel al original y otra reinterpretación de edición limitada.
La edición limitada está fabricada en una caja de platino de 37,6 x 24,8 mm y tan solo 6 mm de grosor, al igual que el resto de los lanzamientos de este año, y con la corona a las 12 h, como el modelo lanzado en 1928. Sin embargo, el nuevo modelo, limitado a 200 ejemplares, al que llamo Tank à Guichets Oblique o Tank à Guichets Driver, presenta la ventanilla de horas saltantes a las 10 h, girada 90º en sentido antihorario, con la hora errante girada a las 4 h, lo que le da al reloj un diseño de estilo de conductor.
Los demás modelos en oro amarillo, oro rosa y platino presentan el mismo movimiento (un nuevo calibre 9755 MC de cuerda manual para horas saltantes) y dimensiones, pero con una disposición Tank à Guichet más tradicional, con las horas a las 12 h y los minutos de cola a las 6 h. Las versiones de oro presentan números y pistas negros, mientras que las de platino (tanto las limitadas como las no limitadas) presentan letras granates. Cartier no ha publicado ninguna edición limitada para estas otras piezas, pero preveo que su producción será limitada. No se ha publicado el precio.
Para muchos amantes de los Cartier Tank, el Tank à Guichets es el último y excepcional nivel de coleccionismo que se puede alcanzar, aparte de las piezas únicas. Los ejemplares son escasos. Los originales se fabricaron como piezas únicas durante la década de 1930. En 1996, se fabricaron tres ejemplares en amarillo, rosa y platino para la subasta “El Arte Mágico de Cartier” de Antiquorum, que presentaban la corona a las 12 en punto (como los originales), con cortes en la caja que seguían las líneas de las asas para formar las tarjetas de identificación. En 1997, para el 150.º aniversario de Cartier, la marca lanzó una edición limitada de 150 piezas en platino, pero esta vez, la corona se había desplazado a las 3 en punto, cambiando así el elegante diseño del reloj. Este diseño regresó en 2005 como parte de la Colección Privée Cartier París, con una serie limitada de 100 piezas en oro rosa.
El regreso al diseño original de “corona a las 12” es la razón perfecta para revisitar el modelo. La tosca corona a las 3 en punto nunca fue mi favorita, y a menos que busques la versión Art of Cartier de 1997, básicamente te has quedado con este último diseño como única opción. Tengo sentimientos encontrados sobre la corona oblicua. No me convence mucho, pero inevitablemente será rápidamente adquirida por los coleccionistas de Cartier, quienes con razón podrían considerarla una evolución del carácter vanguardista de Cartier en la década de 1920. Las medidas, por otro lado, se ven realmente fantásticas.
Me interesa la caja, ya que le faltan los cortes para las tarjetas de identificación, con el frente ahora completamente cepillado y los chaflanes pulidos, en comparación con el modelo de 1928. Pero conozco a algunas personas que han tenido ejemplares antiguos con diseños de caja variados. Quizás Cartier me deje ver el reloj original para tener una mejor idea.